1. ¿Qué es el conocimiento?
En la actualidad, las organizaciones se están dando cuenta del creciente valor del conocimiento como uno de los activos en los que se basa la ventaja competitiva. En realidad, es el conocimiento que retiene una organización -bajo la forma de know-how incrustado en sus empleados y directivos y de conocimiento poseído, creado y/o capturado por la organización- lo que define el funcionamiento de la organización y la creación de valor para el mercado. El conocimiento retenido por la organización influye en su eficacia, eficiencia, productividad, rendimiento y capacidad de innovación.
Es de gran relevancia señalar que el conocimiento está incrustado en las personas. Aunque las tecnologías pueden aportar un gran apoyo al proceso de creación de conocimiento, la capacidad de crear conocimiento es «propiedad» del ser humano. Esto significa que la capacidad de captar, crear y «almacenar» conocimiento pertenece a las personas de la organización. Por lo tanto, cada persona, sin importar el puesto de trabajo o la posición jerárquica, es dueña del conocimiento que debe ser capitalizado para lograr un mayor rendimiento e innovación de la organización.
Así pues, el primer punto clave que hay que retener, antes de profundizar en el tema del conocimiento, es la importancia de cada persona que trabaja en la empresa y el «trozo» de conocimiento que posee. Piense en su propia organización. ¿Es justo decir que su organización es capaz de funcionar y ofrecer valor a sus clientes porque posee un conocimiento que permite la creación de algo? ¿Es justo decir que cada persona de la organización -desde la dirección hasta la producción, pasando por el marketing, las ventas o la contabilidad- posee una «pieza» importante de conocimiento que le permite realizar su trabajo y contribuir a la capacidad de la organización para funcionar como un todo? ¿Es justo decir que es el conjunto de todos estos conocimientos, como piezas de un rompecabezas que puestas todas juntas permiten a la organización funcionar y crear las oportunidades para crecer y ser sostenible?
Una segunda reflexión muy importante es la relacionada con el vínculo entre el conocimiento y la acción. El conocimiento está muy relacionado con la acción, la aplicación del conocimiento para crear valor. Por lo tanto, cuando hablamos de conocimiento, tenemos que incluir las acciones resultantes del conocimiento adquirido. Piense en los cursos de formación que pone a disposición de sus empleados. ¿Ganará su organización conocimientos si los empleados formados no aplican los conocimientos aprendidos para mejorar de alguna manera el rendimiento de la organización? Si el conocimiento no se aplica y se traduce en acciones, puede estar ahí en la mente de la persona que lo adquirió pero no tiene ninguna utilidad y es tan bueno como si no existiera.
Pero no podemos hablar de gestión del conocimiento, de creación de conocimiento, de intercambio de conocimientos e ideas dentro de una organización sin aclarar, primero, 3 conceptos clave que pueden ser, con bastante frecuencia, confundidos – datos, información y conocimiento.
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Datos, información y conocimiento: ¿hablamos de lo mismo?
Las organizaciones poseen o tienen la posibilidad de obtener del entorno externo datos, información y conocimiento. Los tres conceptos correctamente entendidos y utilizados pueden ser claves para la creación de conocimiento, el desarrollo de nuevas ideas y, por tanto, para impulsar el crecimiento, la innovación y la competitividad de la organización.
Los datos representan un conjunto de hechos objetivos sobre un acontecimiento. Piense en los ingresos mensuales de su organización. Sus documentos contables le mostrarán las cifras por mes. Usted sabe que estas cifras representan el resultado de un evento: las ventas. Puede tomar estos datos y crear mapas de evolución, estimaciones, etc. Pero, los números, per se, carecerán de significado. Si proporcionas estos números a diferentes personas de tu organización, lo más probable es que se planteen diferentes tipos de preguntas y se asuman diferentes interpretaciones. Todo porque los datos carecen de significado.
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En el momento en que los datos se interpretan y contextualizan, empiezan a tener un significado, y ese es el momento en que tendrás información. Tomemos el ejemplo de los ingresos por ventas. En el momento en que entiendas el contexto que ha contribuido a la cifra, podrás interpretarla y tener información. Las ventas han bajado, tal vez los clientes han optado por comprar productos de la competencia, o es un descenso normal de temporada, o hay problemas de calidad relacionados con el producto, o tal vez simplemente una crisis económica que afecta a las ventas en todo el país. Puede comparar la evolución de las ventas con la de años anteriores y analizar su rendimiento. Dar un significado a los datos permitirá entenderlos y actuar en consecuencia.
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Actualmente, las organizaciones ya se sienten muy cómodas distinguiendo los datos de la información, pero las diferencias entre la información y el conocimiento pueden ser todavía un poco difusas.
Los datos pueden transformarse en información y la información puede transformarse en conocimiento.
El concepto de conocimiento se basa en la certeza de una creencia, sustentada en pruebas que demuestran la validez de la creencia. Si hay incertidumbre, entonces no tenemos todavía el conocimiento. Volvamos de nuevo a nuestro ejemplo de los ingresos por ventas. Podemos suponer que los ingresos por ventas de un determinado mes son consecuencia de, por ejemplo, la competencia de nuevos productos, pero ¿tenemos pruebas irrefutables y válidas que lo sostengan o es sólo una suposición basada en un conjunto de información recogida?
Cuando se habla de conocimiento, también hay que hablar de acción. El conocimiento impulsa la acción. Si no utilizamos el conocimiento para actuar, no tenemos mucho. Pensemos en la pandemia del COVID-19. Si toda la investigación rápida realizada no se tradujera en medidas y desarrollo de vacunas, ¿no seguiríamos en la misma fase en la que estábamos a principios de 2020? ¿Cuánta información hemos recibido sobre esta pandemia, sus efectos y canales de transmisión que se demostraron erróneos por la evidencia científica? A lo largo de esta crisis se ha creado información, basada en los datos recogidos, y se ha creado conocimiento a partir de la información difundida (aunque todavía es muy prematuro decir que poseemos todo el conocimiento sobre las pandemias, ya que la ciencia todavía está recogiendo pruebas irrefutables).
Fuente: https://figshare.com/articles/figure/data_information_knowledge_humanities/1397453, licenced under https://creativecommons.org/licenses/by/4.0/
Permítanos hacerle, ahora, una pregunta para su propia reflexión. ¿Dónde encajan las ideas en todo esto? ¿Puede el conocimiento comenzar con una idea? ¿O son los datos, la información y el conocimiento los que nos inspiran a tener nuevas ideas? ¿O las ideas pueden fluir a nuestro alrededor y llevarnos a crear cosas nuevas?